Diario de una doctora

Encontré a Gretchen así, por casualidad.

Y como se suele encontrar las mejores cosas en esta vida por TV: zapeando.

¿Y dónde? En Divinity, por favor, ¡qué preguntas!: el canal de las féminas que no pueden costearse el Cosmopolitan, pero que necesitan comedia romántica en vena. (Entiéndase que yo soy, y seré siempre, una de estas féminas).
Lo dicho: «Diario de una Doctora» merece la pena. Como serie, como trama, como personajes y como actores. Es alemana, pero nada tiene que envidiarle a otras producciones internacionales. Juega con mezclar los aspectos más obvios de lo que podría ser «Bridget Jones» o «Anatomía de Grey», pero añadiéndoles historias personales, propias, naturales e, incluso, controvertidas, aliñándolo con 45 minutos de risas, lágrimas e «intrigas» inolvidables.

No me gusta ser parcial, pero no puedo remediarlo. Desde que hace (creo que ni dos semanas) que conocí de su existencia, mi enganche no pudo ser mayor. Y el viernes la acabé (no son muchos capítulos). Bueno, acabé lo que a día de hoy es la tercera (y parece que) última temporada.
Otra serie -que no serie cualquiera- para pasar tardes estivales disfrutando del aire acondicionado o ventilador en cuestión y con un buen café calentito o helado, depende de la potencia del aparato refrigerador anteriormente descrito, ya sabes….

Os presento a….

«Diario de una doctora»