De librísticos y filmísticos


Lo sé, sé que sabes que no hay excusas para dejar de escribir cuando apenas tienes tiempo ni para mirarte al espejo y desearte los buenos días, pero para eso sirve dar la vuelta a la tortilla de la vida y acostarse algo más tarde en esta noche de domingo de esta preciosa primavera.

Este blog nació principalmente porque me apasionaba leer y quería compartir con vosotros el porqué de esas pequeñas cosas que complacen en el día a día. Y este es el motivo de la breve entrada de hoy, exponer mis tres últimos hallazgos librísticos y proponeros un extra fílmico -qué me encantan adjetivar estas cosas, ¿se nota, no? 😉

El primero, una secuela de una de mis pelis favoritas por excelencia, la tercera entrega de El diario de Bridget Jones: «Mad about the boy» («Loca por él» en español).

Me ha gustado bastante, tanto a nivel lingüístico (los que me conocéis, ya sabéis que aprovecho esto también para seguir bebiendo y aprendiendo de la lengua que hago llamar «segunda») como a nivel de historia y progresión de los personajes. Bridget ha crecido y, con ella, su cuento. No se descubre América ni sobresale por su originalidad o versatilidad, pero la verdad que es entretenido, simpático y de esos que te sacan diferentes tipos de sonrisa (de complicidad, de picardía, de solidaridad, de rebeldía, de angustia, de soledad o de compañía). Sigo diciendo que, pese a todo pronóstico, prefiero ver las pelis de Bridget (al menos la primera!!) mil veces antes que el libro, pero para gustos, colores… De todas formas, me leí una traducción de esas que daban con un fascículo, así  que a lo mejor este verano entre Breaking Bad y mil y  otras series que me quiero ver le doy una tregua y me lo leo en inglés 😉

En resumen: si te gustaron los primeros, te molará este. Si solo te viste las pelis y no te leíste los libros, podría ser un buen final para la saga -por si acaso no hay tercera película (¿¿alguien sabe algo??). Bridgetablemente recomendable 🙂

 

Me lo recomendó una de mis alumnas y me lo pillé, por supuesto. Me encantan las recomendaciones que coinciden con mis gustos y que se hacen desde el cariño profe-aprendiz 😉 La cosa es que sé que Marian Keyes es muy popular y demás, pero nunca me había dado por leer ningún libro de ella a propósito (salvo por «Por los pelos», podéis leer mis locuras sobre él allá por 2010 aquí ), que venía precisamente en el fascículo mencionado de Bridget 😉  Este me lo he cogido en versión original y la verdad que no ha empezado mal. Es bastante largo, así que a ver si me pongo en serio con él 🙂

 

Y de nuevo, nuestra Marta Rivera de la Cruz. No sé si os acordaréis, pero es una autora de la que realmente me gusta leer lo que hace (podéis recordar algunas reseñas mías por aquí). Hace  varios años me compré varios libros suyos y hace poco caí en la cuenta de que este se había quedado en la reserva, así que como nunca es tarde si la chicha es buena -o algo así… ;)- aquí os lo traigo: le he quitado el polvo y ya me acompaña de viaje de mi habitación a la cocina o al salón, así que pinta bien de momento (algo lento para mi gusto, pero con buena letra). Por cierto, ¡me tengo que hacer con su último libro, que no lo tengo!

 

 

Para mí, si Javier Cámara sale en una peli sé dos cosas: que va a estar entretenida y que el espíritu de Paco Jimeno estará rondando a mi alrededor aportándome buen rollo. Aunque todo tiene una excepción, por supuesto… Esta me ha aportado más de lo segundo que de lo primero, pero no está mal. Bastante lenta, un poco forzada en algunas cosas, pero tiene unos puntos simpáticos y curiosos y el Cámara es profe de inglés, ¡con eso, a mí me valió la pena! Recomendable si vas predispuesto a no encontrar nada novedoso y a disfrutar de lo que la película te pueda ofrecer por sí sola; te gustará si eres incondicional de este hombre 😉 Que, por cierto, también me tengo que visionar «La vida inesperada», que tiene buena pinta 🙂

Lo dicho, a leer mucho y a ver mucha imagen en movimiento.

Que comáis perdices y, si queréis, ya… sed felices… de paso y si se tercia. 

Loving Mindy ;)


He tenido un flechazo hace unos minutos y simplemente quería compartirlo rápidamente con vosotros.

Sé que va a ser uno de mis libros de cabecera a partir de ahora con tan solo un par de páginas leídas. Me encanta Mindy, es algo así como esa atracción instantánea que tienes con solo unas cuantas personas en tu vida y que no sabes explicarla con palabras. No sé por qué he tardado tanto en encontrarla, pero… hacía tiempo que no me hacía tanta ilusión empezar un libro (y lo he recibido justo cuando me he acabado el último!!)

Más si cabe, mi mente traductoril devora las páginas con miles de alternativas y equivalentes a sus palabras. Me encanta la foto de la portada, el gesto de su cara, el color de su ropa, lo intacto y perfecto que ha llegado el libro a las mismísimas entrañas del buzón de mi casa…

Puede que sea una fiebre más de esas que me entran de vez en cuando por algún autor en concreto, pero… ¿qué le voy a hacer? Anda, me voy, que estoy deseando echarme unas risas con Mindy y saberme menos incomprendida en este planeta…

¿Te lo apuntas o qué?

Love it!

Y es que últimamente…


No ando algo perdida, no…  Últimamente, lo que veo es tanta comida en HD que mis sentidos se están refinando y mi paladar se ha vuelto bastante exquisito; el chef Ramsay se ha vuelto indispensable en la sobremesa de mis críticas culinarias y no dejo de pensar a qué sabrá una tortilla de patatas de la buena con cilantro, chile picado y aceite de maíz…

En fin, qué os voy a contar. Me imagino que en épocas de escasez y poco dinero para festejar fuera, el espécimen del primer mundo  (a.k.a. , una servidora) necesita inspiración y volar su imaginación; pensar cómo cambiaría la vida un delantal blanco con mi nombre y una fritatta deconstruída. Es cierto que años atrás, el cantar era mi fuerte y mis carpetas lo flipaban con las fotos del Busti (sí, era una de ESAS) y los chascarrillos del Perea… Y al igual que otros lo flipaban con los bailes o con los programas de chistes a destajo, lo cierto es que ahora la moda está en la comida, en saber emplatar, en adornar cupcakes y en intentar no engordar mientras te tienes que comer lo que el tiempo libre te ha jugado.

No es plan de que os cuente mi vida, ¡es un blog, por el amor de Dios! Pero sí que os voy a dejar por aquí mi TOP 3 de últimamentes que merecen mención de honor al mejor descubrimiento de lo que va de año, por si os interesa incluirlos a los vuestros. Eso sí, el MasterChef lo obvio, porque por hoy ya estoy llena…

Albert Espinosa


Cuál ha sido mi sorpresa hoy al descubrir una entrada que había quedado olvidada, en el banquillo de los posts. No sé si os acordáis, aquellos que me leíais por el 2011, que hubo unos meses que yo era Espinosa, era mucho Albert. Lo descubrí por arte de magia y ya no supe vivir sin él. Y el 28 de agosto de 2011 a las 21:19 h escribí las últimas comas de este monotema, monográfico o «amemos a Albert» (como queráis llamarlo). Gracias a una de mis personitas únicas, lo he vuelto a desempolvar hoy sin tocarle nada y he decidido que debería salir al campo, a marcar un par de goles y a disfrutar con la afición. No está rematado, ¿pero quién lo está? 

Dedicado a todos los que conocistéis, estáis conociendo o conoceréis a uno de mis autores favoritos. Porque te encanta o desencanta, no hay más.

Si eres de los de la primera casilla, va por ti. 

Sé que puede parecer monotema e incluso repetitivo, pero es que cuando me gusta algo lo exploro al máximo, por lo menos hasta saber que he extraído todo lo extraíble posible por el momento.

Y desde un par de semanas atrás, ha sido el momento de Albert Espinosa.

Pero mi atracción no fue a primera vista, todo lo contrario. No sé si habréis visto su último libro,
«SI TÚ ME DICES VEN LO DEJO TODO… PERO DIME VEN». Me lo recomendaron hace bastante tiempo, La casa del libro me informó de que había sido elegido el Mejor Libro del Verano, lo veía en todas las librerías… pero me resistía. Una oferta de dos libros de bolsillos en otros grandes almacenes me llevó a comprarme sus dos obras (y únicas) anteriores, «Lo que hubiéramos sido tú y yo si no fuéramos tú y yo» y «El mundo amarillo».
Su lectura fluía, era fácil y profunda a la vez, y me obligó a abandonar los libros que me estaba leyendo para devorarlos con ansia y sin espera.
Y, viendo esto, continué con mi método de investigación: lo siguiente es ver quién era, por qué era así y qué había hecho. ¡Y qué mejor que ver si tenía web! Efectivamente, me encontré con una preciosa página en la que encontré respuestas a mis inquietudes y ver, encima, ¡cómo era de pequeño! Ya sabes, los cotilleos (por lo menos para mí) son las partes más interesantes de las historias y ponerles caras es lo mejor para entenderlos, ¿o no?

Mi paso siguiente fue, como cabía de esperar, ver su trabajo en movimiento. Comprobar cómo plasmaba guiones y dirigía actores e,  incluso, actuaba.

Aquí os dejo mis conclusiones sobre sus cuatro películas:

Diez años de su propia vida le sirvieron de inspiración para escribir esta historia basada en una obra de teatro que escribió años atrás. Tierna, dura, original y, sobre todo, positiva. Verás la vida desde otra panorámica, aprenderás que no es pena lo que necesita la anormalidad (cualquier anormalidad) si no normalidad. Y, lo más importante, te reirás llorando.

Preciosas imágenes y situaciones que, si te leíste «El mundo amarillo», acompañarán sus páginas.

Conoce a Los Pelones, verás como no te arrepientes.

La muerte es otro de sus temas recurrentes, pero no con lágrimas y pésames, sino con recuerdos, sentimientos e imágenes compartidas. De deseos y últimas voluntades echas realidad. Hablar de la muerte como parte de la vida sin ser tabú.

Esta película va de eso, de unos amigos que van a un funeral de un antiguo compañero del colegio que encuentran muerto en una esquela y de cómo las lavadoras pueden ser terapias de relax.

De nuevo, lágrimas de vida. Y risas de muerte, como debe ser.

Mi primer contacto con Albert fue por casualidad, en soledad y con una película que no me esperaba que fuera tan buena. Una de esas películas que te hacen replantearte el porqué criticamos y generalizamos tanto el cine español, restándole valor a estas historias sin desperdicio.

De nuevo, Espinosa en su máximo esplendor con unos grandes actores y un argumento digno de goya como mínimo.

El cartel de la película lo dice todo. Sin duda, más que recomendable.

Albert (Eloy Azorín) tiene un sueño, un trauma, un deseo: tocar la guitarra.

Y un problema: no sabe cómo decirle a su novia que no la quiere a … cinco días de su boda. Su amigo David (Albert Espinosa), su perfecto compañero de batallas infinitas y consejos sinsentido, pero de corazón, y sus especiales compañeros de clase de guitarra para gente con discapacidades le ayudarán a salir airoso (¿o no?) de ambos dilemas.

Genial reparto, mejor guión e insuperable historia.

En fin, ahí va este monográfico de uno de mis últimos descubrimientos cinematográficos( y librísticos).

Solo os pido que le deis una oportunidad, que escojáis una película y que intentéis disfrutadla. Si os gusta una, cualquiera, os gustará el resto. Os lo aseguro.

Esta servidora está alargando la espera de adquirir el best-seller por el que me digné a conocerlo. Aún no lo he adquirido, porque estoy intentando alargar el noviazgo lo máximo posible y darle emoción al asunto, que no quiero empacharme de momento y restarle valor.

Sea cual sea tu vida, eres especial. Sean cual sean tus experiencias, tus traumas, tus puntos flacos o tus problemas puede que encuentres en todo esto algún sentido, alguna ayuda que pueda paliarlos porque, al fin de cuentas, todos somos más que iguales: somos diferentes.

Y eso une mucho.

Últimas primeras…


Para evitar caer en largas parrafadas que me acorten el sueño y me hagan enrollarme innecesariamente en las minucias de la vida, este será un post librístico que simplemente demuestre mis dos últimas adquisiciones de tranquilidad veraniega.

Mis ojitos con gafas incesantes me han comentado que les ha encantado, cada cual con su estilo, eso sí, pero podrían calificarse de igualmente perfectos.

Podría extenderme en qué es la perfección y en qué se basa cuando hablo de un libro, pero lo resumiré en la búsqueda de una evidencia: ¿lo he terminado?

Sé que pensarás que eso es relativo, que hay comienzos pésimos con finales magistrales, viceversa o bodrios que simplemente nos tragamos a la espera de buenas nuevas. Sin embargo, si piensas atentamente, si rebuscas en tu interior, verás que el cierre de unas páginas grapadas por última vez es un ritual que siempre te deja sin aliento, pensativo y con media sonrisa o medio gesto de asombro en tu boquita de piñón. Por mucho que me pongo a pensar y por mucho que alguna vez haya querido acabar un libro, no encuentro alguna vez que haya catapultado el fin y me haya dejado indiferente, totalmente insensible. Los libros, como las canciones o el amor, siempre nos alteran, nos reconfortan y nos seducen, nos modelan y moldean y, si es que gastamos de esas, nos arropan el alma. Y eso, damas y caballeros, es lo que yo calificaría como perfección, pura y dura.

Aquí tenéis mis dos últimas primeras páginas, mis dos últimas medias sonrisas… No diré nada de ellas porque seguramente habrá mil y una críticas mejores de las que yo podría ofreceros. Solo apuntar que son perfectas para el verano o lo que queda de él, que me he reído y emocionado con cada sobresalto de sus destinos y que, por supuesto, me han dado pie a escribir otra megaparrafada gratuita que solo gustará a aquellos osados que alguna que otra vez me han insistido en que siga escribiendo… Va por ustedes.

Brújulas que buscan sonrisas perdidas


Brújulas que buscan sonrisas perdidas | Albert Espinosa

…Para vidas que cambian…

Hay libros que te cambian la vida y otros que, simplemente, son para vidas que cambian. Este último ha sido mi caso, metamorfosis inevitables para las que le hacen falta alas inmediatas por entrenar para retomar el vuelo.

Cuando lo compré, no lo pude leer por muchas páginas. Soy de la opinión de que no todos los libros se pueden leer en todos los momentos, y este no lo era. Albert es un autor especial y, como ya me habréis leído en otras ocasiones (si no, aquí), sus libros también lo son. Y este último, este por el que corrí ansiosa hasta la cola de pago y comprármelo sin esperar al de bolsillo, es un tesoro.

Y no porque vaya  a cambiar el mundo, pero sí porque ante mi mundo cambiante, he encontrado muchas respuestas que han podido comenzar a depurar mi alma… He encontrado muchas lágrimas compartidas y muchos pensamientos con cobijo, me he sentido reflejada desafortunadamente como nunca en una de sus historias.

Y es que hay veces que solo el dolor se cura con dolor, igual que eso que dicen de que la resaca se cura con otra cerveza. Esto es Albert Espinosa  y esto es «Brújulas que buscan sonrisas perdidas».

A sumar tenemos que jamás pensé con tal intensidad que la puntuación de las frases pudiera cambiar la forma de ver una novela, una historia. Desde la primera oración, Albert utiliza puntos suspensivos para cerrar cada oración, cada párrafo. No os podéis imaginar la angustia y la intranquilidad que me causaban al principio. Esos puntos suspensivos tras otros dejaban pensamientos e ideas inconclusas que no se apoyaban con ningún punto final o aparte, a los que tan acostumbrados estamos. No sé si es un experimento, algo medido y consensuado o simplemente libertad poética, pero a mí me ha aportado certeza y confort a medida que ha ido avanzando la historia y esos puntos suspensivos se convertían en parte de ella, en parte de mí.

No os voy a dar un argumento porque me parecería de poco gusto y acierto, pero sí que os daré un consejo: es para disfrutar cuando crees que ya no hay mucho disfrute, cuando crees que la vida pocas sonrisas te puede dar ya o, simplemente, cuando quieras que alguien te recuerde que aún quedan brújulas que te guían en el camino. No es un libro alegre, no es un drama de culebrón ni una historia de amor de película de Antena 3 de las 15.30. No es un libro para pasar el rato ni un buen rato ni un libro para despejarse. Es un libro de los de Albert: para leer y releer, para asimilar, reflexionar y aplicarlo a tu alma diaria. No es un libro de autoayuda porque, como el propio nombre indica, para eso no hace falta ninguno…

Os presento una de mis brújulas con las que he encontrado sonrisas que creí perdidas y con las que he recordado momentos que creí olvidados. Por favor, os lo ruego, descubrid a Albert Espinosa, disfrutad de sus pelis y echad un vistazo a sus libros… Sobre todo, no os dejarán indiferentes, os ayudarán en vuestro mundo cambiante.

«Jamás nos mentiremos… Escúchame bien, eso implica algo más que ser sincero… En este mundo mucha gente es falsa… Las mentiras te rodean… Saber que existe un archipiélago de personas que siempre te dirán la verdad vale mucho… Quiero que formes parte de mi archipiélago de sinceridad…

»Saber que puedes confiar en la otra persona, que nunca te mentirá, que siempre te dirá la verdad cuando se lo pidas, no tiene precio… Te hace sentir fuerte, muy poderoso…

»Y es que la verdad mueve mundos… La verdad te hace sentir feliz…La verdad creo que es lo único que importa…»

Albert Espinosa,

Extracto de «Brújulas de buscan sonrisas perdidas».

 http://www.albertespinosa.com/libros/brujulas-que-buscan-sonrisas-perdidas

Brújulas espinosas…


Iba a escribiros un post  de esos complicados de los míos sobre algunos eventos culturales y fílmicos que me han acechado últimamente, pero cuál ha sido mi sorpresa al toparme con un regalo para mis pupilitas cansaditas: Albert Espinosa saca nuevo libro… ¡y yo con estos pelos! Así que mejor os dejo descansar por ahora y os doy la lata solo con esto. De momento…

Aquí os dejo palabras del que seguro será mi próxima adquisición librística: lo siento, Harry; lo siento, J. Marías, pero Albert es mucho Albert: una de esas debilidades que devoras con la certeza de que dentro de ti está naciendo algo que creías imposible.

Si lo disfrutáis tanto como yo, bienvenidos a esta vuestra comunidad de opiniones bienvenidas 🙂

Último apunte: me encantan cada vez más los títulos megalargos de este hombre, tan buenos y con las palabras justas para alegrarte el día con solo un vistazo…

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Nunca dejaré de buscar mi archipiélago de sinceridad… ¿Quieres formar parte de él? «Jamás nos mentiremos… Escúchame bien, eso implica algo más que ser sincero… En este mundo mucha gente es falsa… Las mentiras te rodean… Saber que existe un archipiélago de personas que siempre te dirán la verdad vale mucho… Quiero que formes parte de mi archipiélago de sinceridad…» «Saber que puedes confiar en la otra persona, que nunca te mentirá, que siempre te dirá la verdad cuando selo pidas, no tiene precio… Te hace sentir fuerte, muy poderoso…» «Y es que la verdad mueve mundos… La verdad te hace sentir feliz… La verdad creo que es lo único que importa…»

De Harry y esquinas por doblar


Resume bastante bien mi última pillada lectora: releer la saga de Harry Potter tras más de 10 años que la toqué por primera vez. No voy a entrar en detalles, no me ha dado hoy por ahí. Por lo que me ha dado es por resaltar un hecho de las relecturas: la esquinitas redobladas.

Exacto, eso que (al menos yo) siempre maldigo y siempre prometo utilizar para la próxima mis miles de marcapáginas, precioso todos ellos, pero que casi siempre acaba el propósito en desgracia. Bueno, según como se vea. Desgracia por desbellecer las partes superiores de las páginas, que con el tiempo ya no son lo que eran. Pero, por otro lado, es otra forma de embellecerlo aun más: ahora me doy cuenta al remarcar la misma página que años atrás ya marqué. Es otra señal más del paso del tiempo, de que en aquellos días de infancia y juventud me quedé por el mismo sentimiento de angustia consumida ante la aparición inminente del Voldemort o con suspicacia tras la nueva pataleta de Snape; de un nuevo profesor de Defensa contra las Artes Oscuras o de, simplemente, una nueva frase que me alegre el día. Es increíble cómo puedes vivir dos veces lo mismo de formas tan diferentes, con ilusión inocente la primera; con una emoción incontrolable la segunda. Recuerdo el principio, el final, el intermedio y hasta el preintermedio, pero la nube borrosa de la memoria me regala una segunda oportunidad de disfrute… Gracias.

Cual máquina del tiempo, de DeLorean… Yo era de esas de las de  «Vaya tontería leerme un libro dos veces», y ya me ves… El año pasado ya hice una incursión con «La sombra del viento» y este lo he empezado con la saga de HP.

Por el momento, Harry embellece mis noches y algunos minutos de ventanas levantadas…

¿Y por allí? ¿Algunas esquinitas dobladas por tus capítulos? 

Los enamoramientos


Porque juzgar un libro por su portada no es lo correcto, la cosa es que con esta adquisición decidí hacer una excepción. Me encanta la imagen, la podría estar mirando horas y me seguiría reconfortando igual… Con qué poco se conforma una, en fin…

¿Y el título? Tampoco se queda atrás, vamos, lo que es un combo perfecto para atraer al lector (o a mí…).

¿Y la chicha del asunto, lo que viene siendo la historia? 

Pues la he empezado (haciendo un breve paréntesis de esos de ilusión incontenible por empezar algo nuevo sabiendo que Harry me esperará tras tu traición) y no ha empezado mal, nada mal… Distinto a lo que suelo leer, pero chispeante, al fin y al cabo.

No había leído nada del autor, la verdad, y lo he escuchado tanto y esta portada es tan… bonita que me lanzo a su hallazgo. ¿Algún cuentero que lo haya leído?

Os deseo preciosos sueños y otras tantas imágenes tan preciosas como esta en vuestras vidas que, con la que está cayendo, nunca sobran… ¿O sí?

De marginados invisibles o de preciosas palabras


Me encantan las cosas bonitas y su título lo es.

Me corrijo, me gustan las preciosidades, y la palabra «wallflower» lo es.

Y sí, lo has adivinado, me la he visto por eso mismo, porque pensé que sería una pena desperdiciar esas preciosas palabras en una mala película… Y, bueno, ha estado bastante a la altura (de buena, digo ^^).

No quiero pensar en la traducción española, porque sí, no critico, sería la mejor acepción que encontraron pero… pierde la magia.

Incluso la latinoamericana me gusta más, aunque se sigue perdiendo el matiz de cosquillita especialmente especial…

Ya me contaréis si os gustó/gusta/gustará o si, por el contrario, dejaréis secar  a las wallflowers a vuestro paso. Dios, me pasaría escribiendo y pronunciando en mi mente loca esta palabra todo el día…

Lo dicho, le daremos una oportunidad al libro, por leer la palabrita una vez más aunque sea;

aunque sea solo por eso, sí.